INFORME REGIONAL
COLOMBIA
La agricultura en Colombia desempeña un papel muy importante en el desarrollo económico del país, ya que es la principal fuente de ingresos en las áreas rurales, contribuye de manera significativa al progreso económico, a la mitigación de la pobreza, a la seguridad alimentaria y al desarrollo sostenible.
Curiosamente, Colombia tiene un potencial de 40 millones de hectáreas cultivables, pero solo se cultivan siete millones de ellas, el 17,5 %.
Por otra parte, la agricultura colombiana es muy diversa. De acuerdo con el Banco de la República, los principales productos para la economía del país son las semillas oleaginosas, el café, el algodón, el cacao, el azúcar de caña, las bananas, el arroz, el maíz, las patatas y las flores, entre otros.
Según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia, en la primera mitad de 2022, el sector agrícola y agroindustrial del país exportó por valor de 6116 millones de USD, registrando un incremento del 38,8 % en relación al mismo periodo de 2021, cuyas cifras fueron 4406 millones de USD. El sector agrícola y agroindustrial aportó el 21,4 % del valor de las exportaciones totales del país. El crecimiento de los productos tradicionales en las exportaciones entre enero y junio sigue siendo representativo: café por 2093 millones de USD (63,9 %) y flores por 1226 millones deUSD (27,2 %).
Potencial agrícolaColombia tiene un potencial de40 millones de hectáreas cultivables, pero solo se cultivan siete millones de hectáreas.
Uno de los principales desafíos que enfrenta Colombia en términos de
comercio exterior es diversificar su cesta de productos de exportación, y para ello, los productos agrícolas y agroindustriales producidos en el territorio nacional con gran potencial de exportación desempeñan un papel importante.
Para lograr esta diversificación, Colombia debe empezar por incrementar el número de hectáreas cultivadas, ya que hasta la fecha el país solo cultiva el 17,5 % de terreno de su potencial agrícola total.
“Colombia tiene un potencial agrícola de 40 millones de hectáreas, esta es su frontera agrícola, pero hoy tenemos escasamente siete millones de hectáreas plantadas,” informa Juan Gonzalo Botero, antiguo viceministro de Asuntos Agropecuarios del Ministerio de Agricultura colombiano, quien añade que “las plantaciones de bosques, los bulbos de cebolla y el cacao son los productos agrícolas con mayor potencial para las zonas cultivadas”.
Las plantaciones de bosques disponen de 25,9 millones de hectáreas potenciales para su cultivo, tienen la capacidad de contribuir un 66 % a la frontera agrícola; la palma aceitera, otros 21,5 millones de hectáreas; y la cebolla de bulbo o de cabeza grande, 16,8 millones de hectáreas, según afirma Botero.
"La palma aceitera es uno de nuestros sectores estratégicos y el que más contribuye a las exportaciones de nuestro país, en la actualidad con un mercado de exportación donde una tonelada de aceite se cotiza a más de 1000 USD, un precio histórico para Colombia. La cebolla de bulbo, un cultivo que claramente forma parte de la economía familiar campesina, y las
plantaciones de cultivos forestales nos pueden ayudar a crecer y también a alcanzar los objetivos ambientales del milenio, "señala Botero.
Juan Carlos Pinzón, exembajador colombiano ante los Estados Unidos, explica: “el país tiene que tener el objetivo de exportar más de 20 millones de USD anuales, no es suficiente exportar 10 millones de USD, pero si volvemos a los productos minerales tradicionales, simplemente estamos aprovechando unas bonanzas temporales. El gran desafío es cómo desarrollar el sector agroindustrial.”
Productos con admisibilidad en otros paísesDe las 48 admisibilidades establecidas como objetivos para el periodo cuatrienal del Plan Nacional de Desarrollo, Colombia no solo alcanzó el objetivo, sino que ya ho logrado 52 admisibilidades nuevas, entre las que destacan el aguacate Hass a China, Japón y Corea; la carne de bovino a Arabia Saudí; la lima ácida de Tahití; la semilla de cáñamo a Perú; la fruta del dragón amarilla a Argentina; la piña a Uruguay; el café en grano a Ecuador; el suero fetal bovino y las reses vivas para la reproducción destinados a Brasil; y recientemente, pimentón a los Estados Unidos.
La revolución biológica, clave para la agricultura colombianaEn Colombia, el uso de bioinsumos tiene una tradición de varios siglos cuyas raíces se encuentran en las culturas indígenas y afroamericanas, según afirma Marina Sánchez, jefa del grupo de investigación de agroecología del campus Palmira de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL). Sin embargo, a pesar de la larga tradición de Colombia de uso de bioinsumos para el campo, en la actualidad estos productos no superan el cinco por ciento del mercado total de insumos agrícolas; esta es una participación baja que se quiere revertir a nivel gubernamental debido a la situación mundial de los fertilizantes y a la necesidad de activar nuevos cultivos con potencial para la exportación.
“Entre los sectores que han promovido el consumo de bioinsumos están el aguacate Hass, la pasiflora, los arándanos, las bananas, el café y otros productos de exportación,” explica Nicolás Cock Duque, expresidente y actual miembro de la junta directiva de BioProtection Global, la federación internacional de asociaciones
nacionales de control biológico. “Este crecimiento de las exportaciones agropecuarias no solo se debe a una cuestión de residualidad, sino también a que los productores están optando por bioinsumos como alternativa con buenos resultados.” La organización señala que Colombia tiene una cuota del 4,1 % del mercado latinoamericano, lo que añadiría unos 35 millones en productos de control biológico en el 2020.
No obstante, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en Colombia hay 2,7 millones de productores agrícolas, de los cuales 725 000 residen en áreas rurales. De estos últimos, el 16,8 % no sabe leer ni escribir, el 83,7 % no utiliza créditos para financiar su producción, el 71 % no posee maquinaria agrícola, el 63,5 % trabaja parcelas de menos de cinco hectáreas y el 99,9 % son personas físicas que dirigensu negocio.
En este contexto, la productividad agrícola representa aproximadamente el siete por ciento del PIB del país, y esto obliga a los productores a ser conscientes de cómo las plagas, las enfermedades, los factores climáticos y la mala nutrición del suelo afectan a su productividad. Frente a estas adversidades, los bioinsumos actúan como protección y estrategia para potenciar la producción agrícola a partir de la sostenibilidad. La participación de los bioinsumos en el mercado colombiano responde a la demanda de los consumidores cada vez más responsables, conscientes del impacto del uso indiscriminado de fitosanitarios químicos, así como de los clientes que exigen alimentos seguros.
Aunque su uso se remonta a 100 años atrás, los bioinsumos solo se empezaron a regular en el país a partir de 2004 a través del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).
“Los bioinsumos no van a eliminar el componente químico, pero complementarán el manejo de los cultivos agrícolas para hacerlos más sostenibles y en línea con las necesidades del mercado,” explica Juliana Sarmiento, codirectora de Asobiocol (Agremiación Colombiana de Bioinsumos para la Transformación del Agro).
A nivel mundial, la cuota de plaguicidas químicos en el mercado de la producción de cultivos antes de la COVID-19 era del 95 %, en contraste con un 5 % para los bioinsumos agrícolas. Según Sarmiento, la previsión es que para 2030 los bioinsumos abarquen la
mitad del negocio, lo que resultaría en un sistema más equilibrado.
De acuerdo con el ICA, mientras que en 2009 había 90 empresas registradas en Colombia como productoras y comercializadoras de bioinsumos, en 2020 la cifra ascendió a 235, con un total de 341 registros de ventas disponibles en el mercado. La cuota de este producto en el país es del 3 % comparado con los plaguicidas químicos, y un 70 % de ellos son agentes de control biológico mientras que el 30 % restante son biofertilizantes.
En este sentido, los desafíos de la industria para generalizar el uso de bioinsumos son la concienciación de la transformación de la agricultura, la estabilidad jurídica de las empresas, promover la bioseguridad y la calidad de la producción, generar sinergias entre
las distintas entidades, fomentar políticas públicas y capacitación técnica en la zona.
“Desde Asobiocol promovemos la transferencia de estas tecnologías (los bioinsumos) a los diferentes sectores agrícolas, con el fin de mitigar el impacto generado por el uso de plaguicidas químicos. Al mismo tiempo, queremos ofrecer a los productores una alternativa frente a las dificultades que surgen: la salida del mercado de algunas moléculas químicas debido a su alta toxicidad, la escasez y el alto coste de los fertilizantes,” indica Sarmiento.
Asobiocol Asobiocol se fundó en 2016 para dar visibilidad y sostenibilidad al sector. Está formada por once compañías, entre las cuales hay centros de investigación. Varias de ellas exportan sus productos. Sus objetivos son: unificar el sector, concienciar en cuestiones de seguridad y sostenibilidad en el sector agropecuario, acelerar la transferencia de tecnología y promover una cultura ética y legal en toda la cadena.
Los miembros son Agrosavia, Alteo, Bichópolis, Biocultivos, Bioserviam, Ecoflora – Gowan, First, Ibicol, Invesa, Scientia y STK.
Entre los actores del mercado de los bioinsumos en Colombia, hay algunos fabricantes que han apoyado el desarrollo inicial de tecnologías que han demostrado su eficacia, relevancia y competitividad. En la actualidad, estos fabricantes pueden apoyar o solucionar gran parte de las necesidades de los productores en términos de productos orgánicos; es decir, son capaces de empezar a complementar o hacer menos importante esta enorme dependencia que existe de los insumos sintéticos.
Según informa el ICA, en 2016 se produjeron 1,5 millones de kilos de bioinsumos en Colombia, mientras que en 2020 la producción alcanzó un crecimiento del 80,2 %, con más de dos millones de kilos (646 502 litros de bioinsumos).
Se espera que esas cifras aumenten. Y es que, de acuerdo con el Plan de Bioeconomía para 2030 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, se prevé que la bioeconomía contribuirá en un 10 % al PIB en el año 2030 y que, para ese mismo año, habrá más de 500 bioproductos que incluirán nuevos principios activos, bioproductos en fase precomercial y comercial, y ampliaciones a nuevos mercados nacionales e internacionales. ●
Los bioinsumos complementarán la gestión de los cultivos agrícolas para hacerlos más sostenibles y acordes con las necesidades del mercado.
Finca cafetera colombiana, Venecia, cerca de Manizales.
Campo de cebollas,Boyac, Colombia